Aquí tenemos otro thriller de terror adolescente, ésta vez de la mano del productor de "Scream", Kevin Williamson, y del director de "Sé lo que hicisteis el último verano", Jim Gillespie, pero si la fórmula de un grupo de jóvenes que son asesinados por un psicópata les funcionó en el pasado, siento decir que con "Venom" se han dado con un canto en las narices.
La película sigue el mismo patrón que sus antecesoras, pero ésta vez no ofrece ni un ápice de originalidad, llegando a aburrir, parece que se les han acabado las ideas y como resultado tenemos una cinta que pasará desapercibida por la taquilla americana y que en nuestro país hará lo propio en los videoclubs.
La película sigue el mismo patrón que sus antecesoras, pero ésta vez no ofrece ni un ápice de originalidad, llegando a aburrir, parece que se les han acabado las ideas y como resultado tenemos una cinta que pasará desapercibida por la taquilla americana y que en nuestro país hará lo propio en los videoclubs.
"Venom" nos ofrece a un nuevo "slasher", pero en esta ocasión sin carisma, una torpe unión de santería vudú con el mítico Jason Vorges, que no hace más que plagiar a sus semejantes a la hora de matar a adolescentes, los cuales parecen vivir solos en el pueblo, sin que apenas veamos rastro de vida adulta en toda la película. Una molesta sobredosis de adolescentes a los que dan vida unos actores que dejan mucho que desear. También resultan pobres sus efectos especiales, echando mano en muchas ocasiones a la oscuridad para dificultar al espectador la visión de las secuencias más sangrientas, todo esto ambientado en lo único bueno que aporta la película, el pantanoso estado de Louisiana, lugar que resulta ideal para hacer películas de terror debida en parte por sus habituales prácticas de vudú.
"Venom" se queda en una trama demasiado simple, con unas muertes que se ven venir de lejos y una historia muy manida y predecible. Nada nuevo bajo la noche de Louisiana.
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